
Pobre amigo mio,
está condenado a vivir adolorido.
He intentado hasta sacarlo a pasear,
pero siempre vuelve a mí,
como las olas al mar.
Todo empezó un frío día de invierno,
te cruzaste por delante mío
y él ya nunca volvió a ser el mismo.
Algunas veces se me escapa
y lo encuentro sentado en la ventana
mirando más lejos que las estrellas.
Pobre amigo mío,
está condenado a vivir adolorido...
está condenado a vivir adolorido.
He intentado hasta sacarlo a pasear,
pero siempre vuelve a mí,
como las olas al mar.
Todo empezó un frío día de invierno,
te cruzaste por delante mío
y él ya nunca volvió a ser el mismo.
Algunas veces se me escapa
y lo encuentro sentado en la ventana
mirando más lejos que las estrellas.
Pobre amigo mío,
está condenado a vivir adolorido...